¿Ha pensado alguna vez que en la naturaleza humana prevalece la necesidad de sentir seguridad?

Ahorramos algo de dinero para estar “seguros” ante cualquier acontecimiento fuera de nuestros planes.

¿Por qué no ser realmente previsor y dar más seguridad a una de nuestras posesiones más valiosas: nosotros mismos y nuestra familia?

La decisión de asegurarse debería ser tan natural como separar todos los meses el dinero para el colegio de los niños, pasando a formar parte de nuestro presupuesto. Podríamos decir que es un coste más de vivir en familia. Las familias suelen tardar en sobreponerse económicamente ante la pérdida de alguno de sus miembros.

Según las estadísticas, un elevado porcentaje de los fallecimientos y de la invalidez en personas jóvenes son consecuencia de un accidente, generándose situaciones para las que nunca se está preparado y para las que no había una previsión.

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